martes, 5 de diciembre de 2006

CASI PASMAO


Tengo delante una foto.

Una foto en blanco y negro. En ella aparece un hombre junto a una manigueta. Viste túnica nazarena. Negra. Capa blanca. Antifaz negro sobre el hombro.

Gesto serio. Barbilla pronunciada.

Si me diesen a elegir una época a la que trasladarme aunque solo fuesen 24h, no lo dudaría. Quiero volar a la Sevilla de los años veinte- treinta para poder conocer a Don Juan Belmonte.

Hay poca gente con la que me sienta tan identificado y sin haberlo conocido. Quizás sea atrevido decir esto, pues me estoy refiriendo al que para mí es la mayor figura que ha dado el toreo nunca (y que me perdone Don José).

Nadie pone en duda su trianería, y ni siquiera nació en el arrabal. Vino al mundo en la calle Feria, para guasa de mas de uno. Dicen los que lo conocieron que era serio y un poco raro. Algo inestable mentalmente, como todo genio que se aprecie.

Pero voy mas allá de el Belmonte torero. Mas allá del monumento en el Altozano. Me gusta mas si cabe el Belmonte callado. El enamoradizo. El majarón. El que amaba al Cachorro. El Belmonte casi oscuro. Con ese me quedo. Y con las ganas de ver pasar a ese Belmonte por la acera de San Jacinto, bajo el ala de su sombrero de "alaancha", me quedaré toda mi vida.

Así que seguiré aquí. Sentado en mi habitación. Mirando su foto delante del Cachorro, casi "pasmao", o releyendo una vez mas a Chaves Nogales.



Por mas vueltas que le doy, no me queda mas remedio que seguir siendo quien soy.

1 comentario:

Kiski dijo...

No conozco apenas nada de toros.

PEro me estoy aficionando

Se que Belmonte enseñó a torear quieto...

Me hubiera gustsdo conocerlo.

Me tendré que conformar con Morante.

Un Saludo