martes, 15 de febrero de 2011

Por qué te vendes?

Por qué te vendes?

Si. Tú. Por qué te vendes?

Por qué te traicionas a ti mismo sometiéndote a órdenes y maneras que ni te gustan, ni son las tuyas, ni son las que has aprendido desde que empezaste en esto?

No me lo explico. No te entiendo. Ni a ti ni a otros muchos. Ni siquiera a los que son de allí. Al final con esto os contradecís en los que yo creo que son vuestros valores. Al menos así los promulgáis en cualquier sitio. En cualquier sitio menos allí. Por qué?

No te pega.

Perdona porque seguramente sea yo el que no llegue a alcanzar lo que es aquello. A entenderte a ti y a los demás. A veces callo que no me gusta, por miedo a que me tomen por loco. Pues no me gusta nada.

Pero por qué te vendes? Dime. Por qué?

Y encima te condicionan y te dicen qué tienes que hacer o no hacer antes. Pero qué me estás contando!

Con el trabajo que nos cuesta el intentar dignificar esto y hacer las cosas cada día un poco mejor... Con estas cosas me vuelvo a hundir y a pensar: que le den!

Así que nadie venga a decirme absolutamente nada de como hacemos las cosas. Todos los que tragáis habéis perdido para mi cualquier tipo de credibilidad en esto.

Se acabó. Allá tú con tu película.

Lo siento. Quizás tendría que estar felicitándotey dándote golpecitos en la espalda como el resto de los mortales. Pero no lo voy a hacer. No.

Porque tú como otros, vales mucho como para venderte.

lunes, 10 de enero de 2011

SE VA A VOLVER A ABRIR EL CAJÓN

Se va a volver a abrir el cajón.

Cajón que se cerró a finales de Abril.

Ése cajón. El último cajón del sinfonier o del ropero, que es donde los hombres de esta tierra guardan su ropa de héroe.

A algunos, entre una cosa y otra, no le ha dado tiempo casi de guardarla. Pero la gran mayoría encierra en ese cajón perfectamente limpios y planchados sacos, mantas, morcillas, fajas, las tarjetitas del relevo de años atrás con la foto del Titular y hasta los resquicios marchitos de una rosa que le robamos a Ella cuando se recogió la cofradía, y que al final, escondida en entre arpillera, se nos olvidó darsela a nuestra madre.

Entre la propia ropa tambien descansa en la parte más baja, otras que pertenecieron a nuestro padre, nuestros tío, o a un vecino que nos metió este gusanillo en el cuerpo cuando eramos chavales, y que quedan depositadas en este lugar como queda un lingote de oro en la mejor caja fuerte. Ropas que nos hablan de otros tiempos.


Tengan cuidado los aburguesados no les vaya a pasar como a un querido amigo. La señora que se encarga en su casa de las labores del hogar, peruana por más señas, guardó el costal en el cajón de las mantelerías sin tener muy claro qué era aquello.
Mi amigo lo buscó como loco hasta que preguntó a la trabajadora. Y es que ese no es lugar para el pequeño tesoro.

Tesoro que llegados estos días, estamos deseando descubrir una vez más. Como deseamos escontrar en el buzón la carta con la citación para la igualá firmada por el capataz. Como anhelamos llegar al bar y ver de nuevo a muchos que no vemos desde que se cerró el cajón.

Se abrirá el cajón un año más, para que todo vuelva a ser como siempre ha sido.

Y que los hombres de esta tierra, vuelvan a vestirse de héroes, para pasear a Dios y a Su Bendita Madre.

Se va a volver a abrir el cajón.









Hay otros que prefieren guardar la ropa en un macuto. Antonio, otro año más, no te estará "güeno" ni el macuto.