martes, 15 de julio de 2008

CHIPIONA... SIMPATÍA

No me gusta la playa. Me encanta el mar. Siempre desde la orilla. Que conste.




Prefiero el mar gaditano sin desmerecer el onubense. El colorido de las casas frente al mar de Cádiz, frente a Marruecos en La Línea de la Concepción, salvaje y hippy, aunque cada día menos en Los Caños, de pueblo con categoría en Sanlúcar de Barrameda, torero y poeta en El Puerto De Santa María, americano en Rota...Y ese trocito que suelo frecuentar entre la Cruz de La Mar y el muelle en Chipiona.




Poner los pies justamente donde termina la espuma que deja una ola, y mirar al firmamento, diferenciándose claramente los dos azules, da sensación de libertad, de paz. La paz que vamos buscando cuando dejamos atrás (siempre por un corto espacio de tiempo) la ciudad, y que en estos fines de semana de verano es casi imposible encontrar no sólo allí, sino en cualquier playa que se precie. Quizás por eso busco algún momento durante el invierno para disfrutar del mar que en realidad me gusta. Llegar sin atascos. Aparcar en la puerta de la casa. Y bajar a dar un paseo por la orilla descalzo y con dos vueltas en el pantalón. Y no pensar absolutamente en nada. O pensar en todo. Quien sabe.




Aún así estaré allí de nuevo este verano. No me busques en la arena entre sombrillas, butacas y neveras. Pregunta por "El Sopla", "Pleamar", "La Marea". Sí. Son nombres de "farmacias" del pueblo.




Si vas y no coincidimos, tráete del "Castillito" un litro de Moscatel para mi madre. Que ya te lo pagaré.





P.D: vuelvo para quedarme...