martes, 5 de febrero de 2008

MALA PATA

La otra noche lo hechamos en falta en el ensayo de La Soledad. Pero como suele estar liado con el trabajo, tampoco nos preocupó.


Me acaba de decir por el messenger que está escayolado. Metió la pierna en un hoyo de la Avda. Eduardo Dato, y se pierde la Semana Santa y parte de la Eurocopa. Dice que si la prensa no acaba metiendo a la fuerza a Raúl, va él seguro.


Pero para los pasos no va a estar. Así que nada. Se hará raro no verte el Sábado Santo cerca. Pero por otra parte, tu espalda te lo va a agradecer. Lo malo son esos 100 euritos como mostachones... je je je...


Jose Antonio Rodríguez, cuídese mucho.

Pío, cuídate esa pata.


Y de camino a ver si se le saca algo a Alfredito. Pa compensar.


viernes, 1 de febrero de 2008

DIARIO DE UN COSTALERO

Hoy, volverá a sentirse costalero. Tiene su primer ensayo de este año 2008.

Sobre las ocho y media de la tarde, con tiempo, llegará a la plaza del barrio más señor de la ciudad. Entrará en la Parroquia a rezar, y después besará Su talón, como casi todos los Viernes del año. Andará despacio hacia el estanco de la esquina, donde comprará una cajetilla de su tabaco, y despacio, seguirá hasta la vieja bodeguita donde se citan sin citarse los que mandan. Saludará a sus amigos como si hiciera un año que no los ve.

Antes de que lo nombren en la igualá, ya estará vestido y esperando su momento. Cuando el capataz pronuncie su nombre, se situará en la corriente del palo. Se pondrá de acuerdo con los compañeros en los relevos, y pedirá amablemente que le tiren del saco. En ese momento cambia el "chip". Se le vuelve el semblante mas serio aún. Como si tuviese entre manos algo muy importante. Sólo se trata de mover un armazón de hierro con peso en la parte superior. Pero como digo, se lo toma muy en serio.

Entiende esto como un oficio heredado, el cual no debe de sufrir ningun cambio para que no degenere en quien sabe qué cosa... independientemente de la devoción o cariño que pueda tener a una imagen, sin la que esta faena, tampoco tendría sentido. Coge camino del almacén.

Ya debajo del palo, guarda silencio absoluto, y se concentra en la voz del capataz y su familia. Al trabajo.

Entre cigarillos, y alguna manzanilla en el relevo, se le irá el ensayo volando. Se habrá vuelto a sentir costalero.

Bocadillo, una copa con los mas cercanos y a casa.

Este año serán doce las Semanas Santas que vive debajo de los pasos. Y le preocupa que llegue un día, en el que vea desde fuera como llaman tres veces al martillo. Pero mientras que la rodilla izquierda se lo permita, seguirá dando mucha guerra.