lunes, 19 de enero de 2009

UNA PLAZOLETA Y UN BARBERO

Llegé a la plazoleta y la vi tan igual y tan distinta...

Hacía unos 15 años que no volvía por allí. Me sorprendió ver que las distancias, que las proporciones habían encogido. Como si fuese más pequeña. No más que la diferencia de verla con ojos de niño bajo un babi y verla con ojos de hombre bajo una barba.

Y fue la barba lo que me llevó a aquella plaza que tantas veces pisé a la salida del colegio.
Necesitado de un barbero, recorrí muchas peluquerías de la ciudad buscando algún profesional que la pusiera en orden y le diese forma. Nunca antes la había dejado crecer. Siempre me ha gustado el afeitado cada mañana. Pero esta vez, por qué no? Como digo busqué y busqué un barbero mas no lo encontré. Un oficio tan normal en otro tiempo y que hoy día resulta muy complicado dar con él. Un oficio tan bonito y hasta romántico. El Barbero de Sevilla... Pues en Sevilla hoy, de barberos, cortito.

Recordé aquella pequeña y humilde peluquería justo al lado de la puerta de mi colegio. Abrí la puerta, y allí mismo se encontraba Miguel. El barbero. Casi igual que cuando me llevaba mi madre a pelarme para hacerme la foto para la ficha de la tutora. Igual. Su cabeza algo mas nevada. Pero Igual. Y si igual está Miguel, igual sigue su peluquería. Los mismos muebles, los mismos sillones, los mismos espejos ...
Como si el tiempo no hubiera pasado por aquel lugar. Le pregunté tras dar los buenos días lo mismo que llevaba haciendo varios días por diferentes salones de Sevilla: Arregla usted la barba? A lo que me respondió un tajante: Claro.
Me senté en el mismo sitio de siempre y esperé mi turno, ensoñando que volvía a ser aquel niño al que cortaban ese revoltoso pelo antes de irse a jugar a la pelota a la plazoleta del colegio.

Quien pudiera...


1 comentario:

Anónimo dijo...

Me engancha todo lo que escribes, jamás he sido una buena lectora, de hecho creo que solo me he leido dos libros en mi vida... pues hijo tu estás consiguiendo engancharmeee con cada escrito que publica, trate de lo que trate, olee tuu